RESEÑA HISTORICA DE LA UNIDAD EDUCATIVA PARTICULAR “JACINTO JIJON Y CAAMAÑO”
En 1.935, el P. Manuel Recalde, Párroco de Amaguaña, al celebrar las misas dominicales en la capilla de Chillo Jijón, conoce y sostiene una gran amistad con Don Jacinto Jijón y Caamaño, a quién solicita la edificación de una casa de “artes y oficios”. Entusiasmado por la idea, compromete su ayuda económica para la compra del terreno y la posterior construcción del centro.
Para viabilizar los trabajos se conforma una junta encabezada por un grupo de personas colaboradoras de la parroquia, quienes con la participación del Padre Recalde y el aporte económico mensual de 300 sucres de Don Jacinto Jijón y Caamaño, compran el terreno a Don Raimundo Garzón, quien al percatarse que le despojaban de más de la mitad de su propiedad, se retracta de su compromiso, pero la inteligente intervención de la Junta y el párroco persuaden al propietario del terreno quien desde luego era un hombre piadoso, a cerrar el compromiso. Entre los años 1935 y 1936 , se estima que la escritura del terreno fue inscrita
Para la construcción se contratan peones y albañiles; los adobes se fabricaron en el mismo lugar con la tierra de los desbanques la cubierta fue construida con madera comprada y preparada en Yanahuayco. Las puertas fueron cepilladas en Chillo Jijón y construidas en la cabecera parroquial. La madera fue trasladada con la ayuda de todos los moradores de Chillo Jijón, la Balvina, Yanahuayco, Carapungo, barrios aledaños a la parroquia de Amaguaña. Los carrizos para el tumbado son conseguidos de la Balvina, las Herrerías y San Antonio. La Construcción de los tres Bloques se concluye en el año de 1939.
Apenas terminado el “Centro de artes y oficios”, este se convierte en sede de la concentración de cientos de habitantes de los pueblos de Alangasi, Pintag, Conocoto y Amaguaña, que deseaban adquirir conocimientos en algunos artes.
El proceso de la primera edificación fue acompañada por la congregación de las Hermanas Salesianas, que llegaron por pedido del párroco y Don Jacinto Jijón y Caamaño. Años más tarde por petición del Párroco, la infraestructura conseguida se hace Escuela mixta religiosa hasta el tercer año, luego acoge a todas las niñas de la escuela fiscal de la parroquia, funciona un centro artesanal y un oratorio.
El 5 de noviembre de 1946, los cónyuges Jacinto Jijón y Caamaño y María Luisa Flores de Jijón hacen la donación de la casa y terreno donde funcionaba la escuela mediante escritura pública al Honorable Consejo Gubernativo de los Bienes Arquidiocesanos de Quito bajo la “expresa y esencial condición de que ha de seguir siempre destinado al funcionamiento de la Escuela Católica para la instrucción y educación de los niños de la Parroquia de Amaguaña”. La capilla con la que cuenta hoy la escuela Jacinto Jijón se la construyó en año de 1954.
La obra continúa gracias a la contribución generosa del Señor González Pérez Bustamante Gerente y dueño de la fábrica Textil Ecuador de Amaguaña y sus obreros, el Dr. Camilo Ponce Enríquez, y los Obreros de la Fábrica Santa Rosa de Chillo; quienes movidos por el deseo de apoyar la Educación Católica de los niños de Amaguaña hacen su aporte mensual a través de los denominado óbolo que consistía en estregar cada mes una cantidad de dinero como aporte para el sostenimiento de la escuela. Esta esmerada labor era coordinado por un grupo de entusiastas moradores de la parroquia quienes conformaban la JUNTA DE PROTECCIÓN EDUCACIONAL CATÓLICA; su constitución había sido un factor decisivo para que pueda seguir funcionando la escuela, ya que ante la muerte de Don Jacinto Jijón y Caamaño se había retirado la contribución económica mensual que mantenía desde la fundación misma de la obra.
Las Hermanas Salesianas entregan la obra a la Curia de la Diócesis de Quito en el mes de Julio del 1964 y en el mes de Agosto del mismo año la Comunidad Religiosa de las Hermanitas de la Anunciación llegan para continuar con este servicio apostólico por pedido del Padre Armando Arroba en ese entonces párroco de Amaguaña.
Veinte años más tarde; el 31 de mayo de 1984, el Honorable Consejo Gubernativo de los Bienes Arquidiocesanos de Quito a través de su representante legal, Monseñor Antonio González entrega en donación el bien inmueble a favor de la Comunidad Religiosa Hermanitas de la Anunciación, quienes hasta el momento continuamos dando cumplimiento al feliz deseo de Don Jacinto Jijón y Caamaño y a los retos que el sistema educativo del momento nos exige.